Investigación sobre Mantarrayas

¿Qué se sabe sobre las mantarrayas?

La investigación enfocada en las mantarrayas es muy joven aún y existe una gran expectativa por el conocimiento que puede arrojar. Apenas en 2009 fue anunciado el descubrimiento de una segunda especie de mantarraya, y posiblemente se informará sobre una tercera especie.

Hace muchos años existían muchas creencias erróneas sobre las mantarrayas. Para empezar, se pensaba que los mares albergaban una única especie. La gente solía temer a estos seres en vista de su enorme tamaño y pensaban que eran animales peligrosos para los seres humanos. En la década de los años 70 los buzos que se encontraban con estos gigantes marinos se dieron cuenta de que no iban en busca de ellos para atacarlos, y la percepción colectiva comenzó a cambiar favorablemente.

La gente solía temer a estos seres en vista de su enorme tamaño y pensaban que eran animales peligrosos para los seres humanos.

El mundo cambia continuamente, de eso no hay duda, y la mayor parte de los conocimientos acerca de la naturaleza son el resultado de observaciones y estudios científicos englobados en las actividades de investigación científica.

Las mantarrayas son importantes componentes del ecosistema marino pero son también criaturas apacibles y carismáticas, que suelen demostrar una inteligencia poco observada en los elasmobranquios o animales cartilaginosos. Al igual que especies de comprobada inteligencia como las ballenas y los delfines, con frecuencia saltan fuera del agua y se barajan 3 razones: lo hacen para eliminar parásitos de su piel, para comunicarse o para jugar, estas últimas dos están relacionadas con una significativa capacidad cognitiva.

Hasta el momento, numerosos estudios se han centrado en la investigación de su biología, lo que incluye anatomía, morfología, genética, distribución, hábitat y alimentación. En 2009, la investigadora Andrea Marshall revolucionó la taxonomía del género Manta al dar a conocer la existencia de dos especies en lugar de una, con marcadas diferencias en el patrón de coloración y el tamaño. Un dato básico que hay que saber para diferenciar a ambas especies es que la mantarraya gigante (Manta birostris) es evidentemente más grande que la mantarraya de arrecife (Manta alfredi), con un ancho de hasta 9 metros. La misma investigadora creó la primera base de datos global de mantarrayas, llamada Manta matcher.

En julio de 2014 investigadores de la Universidad de Stanford se dieron cuenta de que las mantarrayas de Hawái suelen entrar en las lagunas para consumir el plancton del área. De acuerdo con estos estudiosos, las lagunas podrían ser un factor clave para la conservación de las poblaciones que se encuentran afectadas en sus hábitats marinos.

Los expertos que estudian mantarrayas a menudo pasan mucho tiempo en el agua, buceando cerca de ellas. Por lo general tienen que mantenerse a un costado, puesto que resulta peligroso colocarse detrás y delante ya que pueden ser perjudicadas. Sus patrones de coloración individuales también deben monitorearse mediante el uso de la fotografía para reconocer a cada una.

Las mantarrayas poseen el cerebro más grande de todos los peces con respecto al tamaño de su cuerpo, y son probablemente más inteligentes de lo que se cree.

Perspectivas futuras

Se cree que cuanto mayor es el cerebro de un animal, mayor es su inteligencia. Las mantarrayas poseen el cerebro más grande de todos los peces con respecto al tamaño de su cuerpo, y son probablemente más inteligentes de lo que se cree. Un experimento sencillo para comprobar la inteligencia es colocar a un animal enfrente de un espejo. Si el individuo da muestras de reconocerse, se le considera un ser con inteligencia superior con respecto a otros. Esta prueba se ha realizado con las mantarrayas, las cuales pasaron mucho tiempo cerca del espejo durante el proceso; no obstante, los resultados no han sido concluyentes.

Cuanto más se descubre, aumentan las interrogantes y nacen nuevas líneas de investigación. Lo que hasta ahora se ha encontrado es solo una mínima parte de lo podría conocerse. La información menos abundante consiste en aquella relacionada con sus hábitos reproductivos, su inteligencia y sus relaciones sociales. Las investigaciones permiten una mayor y mejor comprensión de su vida y la importancia que poseen para el equilibrio marino, asimismo, provee datos relevantes que contribuyen a establecer esfuerzos para su conservación.

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